Hoy hubiera comprado la luz de domingo que daba el sol. La hubiera comprado para todo el año. Aunque haga frío de ocho capas, pero qué me den luz.
Hicimos picnic del de manta de cuadros rebosante de comida, en una islita que surge en mitad del Loira. Después de hartarnos, paseamos hasta la guinguette, que estaba preciosa de día. Había salsa, gente bailando salsa y también algo de jazz. Además unos puestecillos bastante chulos. Y en el escenario habían montado un salón sin paredes, una biblioteca al aire libre.
Nos íbamos, pero L. me propuso quedarme a ver el atardecer a la orilla del río, ¿y quién se niega a eso?
Estoy muy contenta de estar aquí.
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