Resulta que también por la mañana vi algo bonito: el mercado de las flores. Si me concentraba un poco parecía que estaba en las Ramblas de Barcelona.
jueves, 29 de septiembre de 2011
El tiempo pasa y no te suelta
Paseando encontré por casualidad la catedral al atardecer. Gótica, amplia, vertical y fría. El contraste de la luz multicolor de las largas vidrieras con el ambiente oscuro, casi tenebroso de dentro me inspiraba paz.
martes, 27 de septiembre de 2011
O pasará otra bici
Vale decir que ya no tengo miedo de ver que pasa.
Que todo pasa por algo no siempre entiendo pero está bien.
Dicen que el tiempo guarda muchos secretos
y aunque pierda este boleto pasará otro tren.
(...)
Y ella está segura que la vida no es tan dura
y amargo el que no ría de las bromas del azar
Hacer burbujas con la gente, que te hecha detergente
y si el piso es resbaladizo habrá que patinar.
Candombe va - Adrián Berra
lunes, 26 de septiembre de 2011
¡Cajas!
domingo, 25 de septiembre de 2011
Pique-nique y mucha luz
Hoy hubiera comprado la luz de domingo que daba el sol. La hubiera comprado para todo el año. Aunque haga frío de ocho capas, pero qué me den luz.
Hicimos picnic del de manta de cuadros rebosante de comida, en una islita que surge en mitad del Loira. Después de hartarnos, paseamos hasta la guinguette, que estaba preciosa de día. Había salsa, gente bailando salsa y también algo de jazz. Además unos puestecillos bastante chulos. Y en el escenario habían montado un salón sin paredes, una biblioteca al aire libre.
Nos íbamos, pero L. me propuso quedarme a ver el atardecer a la orilla del río, ¿y quién se niega a eso?
Estoy muy contenta de estar aquí.
sábado, 24 de septiembre de 2011
Visita al Jardín Botánico
Dimos un paseo y al salir nos encontramos de frente con este hombre en bicicleta. Seguro, un inventor.
Y de bicicletas iba la cosa, porque tirando para la plaza Plum, pasamos por la Bricolade, y dio la casualidad de que estaba abierto el taller. Habían traído bicis nuevas, entre ellas una preciosa bicicleta dorada, con mil monerías y lo más importante, funcionando.
Llevaba tanto tiempo detrás de una bici que ni me creo que ya tenga una.
viernes, 23 de septiembre de 2011
Buenos días mundo
Ya hay dos capítulos nuevos de BigBang y un pájaro acaba de cruzarse por mi ventana. Es necesario que hoy haga la colada. Pero lo mejor es que ayer empecé a ir a clase.
jueves, 22 de septiembre de 2011
should have known better
(Lennon/McCartney) I should have known better with a girl like you That I would love everything that you do And I do, hey, hey, hey, and I do Whoa, oh, I never realized what a kiss could be This could only happen to me Can't you see, can't you see That when I tell you that I love you, oh You're gonna say you love me too, oh And when I ask you to be mine You're gonna say you love me too So I should have realized a lot of things before If this is love you've got to give me more Give me more, hey hey hey, give me more Whoa, oh, I never realized what a kiss could be This could only happen to me Can't you see, can't you see That when I tell you that I love you, oh You're gonna say you love me too, oh And when I ask you to be mine You're gonna say you love me too You love me too, you love me too You love me too
Amboisssssssssssse
Empezamos el viaje felicitándonos a nosotros mismos por nuestra gran inteligencia: la de haber cogido tren (precio 7.80 para los sin privilegios y 5.20 para mí y Y.) en vez del autobús (precio 1 euro), pero con muy buen humor. Bajamos y ornyva a buscar el castillo. Cruzamos el puente, el Loira estaba precioso y aunque parezca mentira hizo calor. Un día estupendo. Aunque el castillo, hay que reconocer, estaba bonito y bien cuidado (sobretodo los jardines), nos desalentó el dineral que, como estudiantes, tuvimos que dejarnos en verlo. Después de comer allí, hora local, tocó minisiesta en la pelouse. Salimos en busca del "otro castillo" y de un sitio donde comer un crêpe. Creo que nos sentamos en cuatro o cinco sitios de los que nos levantamos antes de decidirnos por un café. Allí al final nos cobraron la cocacola a más tres euros y no ponían crêpes. Volvimos a reírnos de nuestra inteligencia.
Amboise es un sitio que parece chiquitito, con casitas con encanto, calles estrellas y farolas acabadas en forma de espiral. Allí pasó los últimos años de vida Leonardo da Vinci, en una casa rodeada de jardines con arroyos y puentes. Nos colamos en este sitio, que resultó ser "el otro castillo", porque nos pareció inadmisible volver a pagar ocho eurazos. Nuestra cuenta con el karma quedaba saldada si pensábamos que la entrada a cada sitio fueron cuatro euros.
Los jardines estaban repletos de grandes maquetas con los inventos de este hombre. Pasamos un buen rato, a pesar de que a esas alturas ya parecíamos zombis de mutalandia.
A la vuelta a Tours, ducha, cena y a la calle. En el Gros Bar había soirée erasmus, y bebí cosas azules y rosadas. También conocí a M. Chateau, mi madrina o chica tándem o cómo sea que se llame. Una chica de aquí que habla contigo, te ayuda y te enseña la ciudad. Me dijo, por compasión, que hablaba bien el francés. Al menos me entendió.
Todavía espero las cajas con la ropa de invierno y el edredón, la bici que tengo que comprar, hacer el examen a las dos de la tarde, apuntarme a los deportes y a la cultura, hacer viajes, empezar de una vez las clases, hacerme la colada que ya toca...
miércoles, 21 de septiembre de 2011
lunes, 19 de septiembre de 2011
Faltan los besos
Por aquí hace ya frío de chaquetón. O algo así. Porque el tiempo cambia de humor a menudo y de forma brusca. Menos mal que mañana (cruzo los dedos) llamarán a la puerta las cajas españolas. Llenitas a rebosar de mi armario de invierno.
Los franceses visten diferente. Tienen un estilo muy marcado, cosa que se nota hasta en la oferta de las grandes cadenas como HyM o Springfield. Me gusta, sobretodo, pasear por la calle y sorprenderme de repente con la bonita forma de vestir de alguien. Ellos, además, pasaron del chándal y del vaquero+camiseta hace tiempo. La moda es definitivamente algo en lo que fijarse en Francia.
Después del partido de baloncesto de anoche en el que me atiborré de nachos y de foie-gras me puse las pilas hoy. Ya pedí la CAF (directamente en la secretaría de la residencia), hice una transferencia, y ordené todos los papeles que me hacían falta.
Por la tarde, tiendas y paseo. Nos encontramos a A., que vive al lado de mi residencia (por fin alguien cerca) y se vino. Luego, fuimos a mamie bigoude, crêperie de obligatoria parada, dos calles más abajo de la mítica place plum. Allí fue donde nos comimos esos señores crêpes de la imagen. El primero, de fresas, chantilly y frutos rojos; el segundo, de marron glacé, helado de vainilla y nueces.Van Gogh y Rembrandt, respectivamente.
Divago
Lunes por la mañana. Me levanto y tengo frío. El frío se mete hasta en las piernas. El frío duele.
Luego caigo. Recuerdo que el frío solo es una ausencia. Como la mía allí. Como la tuya aquí. Pero si me paso a tu religión: que el frío- o la ausencia- no existe, todo parece un poco más fácil. Que estamos el uno en el otro termina de convencerme del todo. Compartimos demasiado como para no sentir el calor. El de tu cálida sonrisa.
domingo, 18 de septiembre de 2011
Noche de fiesta - aunque llueva
Caminando bajo la lluvia, canturreaba para mí misma dándome ánimos. Como Gollum, me hablaba también: si llueve, te invito al sol, alma mía, (obviamente el cuerpo iba a tener que seguir mojándose), transformando el verso de aquel poema de acuerdo con el frío momento que entonces pasaba. - Con esta soledad obligada de la independencia, se desarrolla la habilidad de hablar sola, no te asustes.- Una vez llegué; mucha gente. Mucha gente animada. Después de un rato en el piso volamos a la "Ganguet" (así se pronuncia) un chiringuito gabacho a la orilla del Loira presidido por un majestuoso árbol llorón que recogía un poco, lo que al aire libre estaba. Al aire libre, en plein air, bailamos rock&roll music con desenfado. Brillaban las aguas fluviales con el resplandor de la noche. Y así, envuelta en las clásicas luces de colores que estos cuelgan de árbol a árbol como si fueran lianas, me sentí feliz.
Intercambié palabras con indígenas de la zona, la mayoría bastante entusiasmados con la idea de pescar algo, todo hay que decirlo. Aunque ahora que recuerdo, ¿los hombres salían de pesca y las mujeres de caza o era al revés? Solía tener una teoría sobre eso, pero la olvidé. El caso es que su intuición no les guió por mal camino porque obviamente alguna calló. El resto de la tropa seguimos bailando y riendo, saboreando el momento perfecto y el lugar correcto. Una tropa genial, por cierto. La parte femenina, unas chicas de veintipico con las que estuve bailando me cuidaron del frío (aun no llegaron mis chaquetas de invierno) prestándome sus ropas. Hablé con una chica de periodismo que ha escrito (¡y publicado!) un libro de fantasía, con la que comparto todas mis lecturas de adolescente. El bonito sitio cerró hasta abril (final de temporada de verano, ¡una pena!), así que los que quedamos, después de varios intentos de discos frustrados, nos plantamos en el piso de Morgan y Máximo, dos franceses con los que entablamos relación. Sobretodo, Y. con el primero. Allí, duramos poco. Querían reservarse para la visita a los castillos de hoy. Con todo, no sé si alguien llegó a la cita, a las diez y media en la gare. Yo, desde luego, no.
sábado, 17 de septiembre de 2011
Me siento enfrente del ordenador y te cuento
Aquí estoy comiendo nutella a cuchilladas. La compro para empezar y ya no más hasta que vengas, para hacerte los honores. Aquí, en la habitación 214 de un gran complejo urbanístico que llaman residencia, cerca, cerquita de la aglomeración.
Mi primera grulla en tours fue allí en la aglomeración, al ladito del Hôtel de Ville, esperando a gente que había quedado conmigo para comer crêpes.
Y tuve más tiempos de espera sí. El otro día, en las escaleras de la Fac, una chica de pelo rojo me sonrió. Hay unas escaleras que pasan por encima de la calle haciendo de puente, entre el edificio de la Fac y la acera de enfrente. Acera en la que se encuentra el restaurante universitario donde comí un puré con morcilla bastante poco deseable. Por tres eurillos de nada, como diría por aquí, mi compañera de batalla. Una granadina muy maja, sin pelos en la lengua pero sí con un pendiente en forma de bola negra. Con ella y con su compañero de piso (piso céntrico que es refugio en las horas muertas por la aglo) fuimos a un taller de bicicletas. Creo que se llama "la bricolade", una asociación de amigos del ciclismo que te venden una bici vieja renovada mientras te reciben con una copa de falso vino.
Sábado 17 de septiembre de 2011, por la tarde.
PD. En tu operación salva medusas no veo foto alguna, no aparece. Aunque debo decir que disfruté mucho leyendo el mensaje.
viernes, 16 de septiembre de 2011
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