La vida es dura. Y lo es más cuando empiezas una clase sin saber nada de ruso y una profesora empieza a hablarte en ese idioma y a gesticular un montón. En ese momento te quiebras el coco para averiguar que estará diciendo la buena señora. Las neuronas pegan chispazos y te piden a gritos un poco de azúcar. Nunca pensé que aprendería antes algo de ruso oral que de escrito. Y que tras una hora de clase me hicieran un dictado y supiese escribir las palabras correctamente.
Aquí me dejo el alfabeto para ir repasando.
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