lunes, 30 de abril de 2012

Domingo 29 de abril


Sentados en la yerba enfrente del castillo de Valençay


Vista de una de las cúpulas


Entrando: con vistas al cielo y a los jardines


Una de las salas


Monopoly de Tours 

El domingo me lo pasé de miedo. Fue un día genial. Me levanté temprano, miré por la ventana, todo negro. ¿Voy o no voy? - me dije deshojando la margarita. En un último arrebato me decidí: un poco de lluvia, ¿qué es eso? Al final apenas nos llovió. N, R, D, y yo nos encaminamos a Valençay. El trayecto de ida ya estuvo bien: informándome de posibles asignaturas que podría tener el año que viene en Granada gracias a D, que estudia Traducción allí. Al llegar confirmé mi buena decisión, ¡qué castillo! Aprovechamos cada rato del día, vimos las salas interiores primero (me encantó una madame de un cuadro con turbante rojo) y luego paseamos por los jardines y el bosque. Los pavos reales sueltos, libres y correteando nos dieron bastante entretenimiento. Y qué decir del enrevesado laberinto en el que nos adentramos inocentes. R se acabó perdiendo y tuvimos que guiarla desde arriba. Después de comer nos montamos en un cacharro de esos de dar vueltas de niños, en los que cada participante va pedaleando y parecíamos una peonza humana los cuatro. Unas risas, mareo y a seguir paseando. Esta vez por el bosque, un agradable rato de senderismo. A las 15h había espectáculo en las cocinas, divertidísimo. Hasta nos regalaron un vasito de vino de la zona. A las 16h vimos otro, esta vez en los jardines. Sorprendía ver a unos actores medianamente buenos en un sitio así. Llegamos a Tours a las siete, después de hacer trasbordo en un pueblecillo muy feo en el que tuvimos que pasar una hora. M. y T. se nos unieron. Nos dirigimos al centro para terminar en un bar de juegos de mesa que para nuestro deleite, contaba con un Monopoly de Tours. Qué risas. Me hice con la Rue National, el Boulevard Béranger y muchas otras. Esta gente hacía negocios con Place Plum. Surrealista. Gané, por cierto. Me encantaría llevarme ese juego a casa. El día acabó con una cena lenta de comida rápida y haciendo planes para el día siguiente. Ya lo dije, fue un día genial.




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