Vistas desde la terraza del claustro:
a la izquierda el ala oeste de la catedral,
de frente la primera galería y sobre ella la antigua librería
La escalera por la que subimos a la terraza
La antigua librería
Hemos estado hoy por primera vez en el museo de Bellas Artes de Tours. Ya me dijeron que no era gran cosa y la verdad es que no andaban muy equivocados. Por lo menos, me salió gratis la cosa con el PCE. Luego, como íbamos con C., la chica que está aquí de au-pair desde hace solo una semana, nos pasamos por la catedral para enseñársela y descubrimos el claustro. La entrada es aparte; tres galerías guardan los restos de otra vida, una pequeña capilla y una pintura casi desaparecida en sus muros. Subiendo una escalera encuentras la terraza, el scriptorium y la antigua biblioteca. Un agradable descubrimiento, sin duda. Desde ahí nos fuimos paseando por la rue de la Scellerie hasta la Basílica de San Martín de Tours, que ya era hora de que entráramos. De principios del siglo XX, por partes no parece ni una iglesia, sino más bien un edificio institucional, laico.
A la hora de merendar me hice por fin con un éclair de pastelería que estaba de muerte. La tromba de agua me echó a casa un rato, hasta las 20h30 que decidí conocer por fin el famoso Café des langues de Tours, un sitio único para practicar idiomas. Se dispone un idioma por mesa y cada participante puede elegir qué quiere hablar esa noche y así decidir dónde sentarse. Estuvimos con dos franceses bastante típicos pero muy majos. Deberíamos tomar ejemplo en España para hacer más cosas de estas. Y de paso, los de la cafetería hacen su agosto.