Caramelo, nata, trocitos de macarons y helado de chocolate
Francia es lo que tiene: es muy gastronómica la chica. No es mi culpa, lo prometo. Solo que caminar por sus calles significa embriaguez de mantequilla y exquisiteces que se te meten en el ojo y en la nariz, haciendo llorar a tus papilas gustativas que segregan ganas de probarlo todo. Malditos gabachos. ¿Y sabíais que las francesas según un estudio son las más delgadas de toda Europa? Ironías de la vida, bromas del azar.
La cosa es que está aquí mi señora madre y desde ayer la visita ha sido culinaria. Ayer crêpes y galettes en Mamie Bigoude, hoy cuscús (de una servidora) y nougat de Tours, Le veritable. Muy rico, muy rico todo. Y esta noche, ¿qué? Miedo me da.
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