lunes, 31 de octubre de 2011
Pratique du spectateur
Tengo una asignatura que se titula así. Los viernes a las ocho de la mañana. Y durante las tres horas que dura escucho a un hombre entusiasmado hablar sin parar sobre teatro. De vez en cuando lee en voz alta. De vez en cuando se calla y pone un espectáculo. Nos habla de teatro pero también de literatura, música y arte, nos trae revistas y nos enseña fotografías y pinturas durante la clase, nos invita a que acudamos a las obras y nos insta a ser críticos. También ha organizado algún que otro encuentro con algún personaje del mundillo, sea crítico, director o guionista. La verdad es que la rama de Arts du Spectacle está muy desarrollada en Tours. Se la toman en serio. Ser crítico de teatro o cine, actor, director o cualquier profesión relacionada con el tema es una posibilidad que los alumnos contemplan como real y plausible. No es ninguna locura, vaya. Me dan ganas de quedarme y hacer la licence entera. Si no fuera por el frío...
sábado, 22 de octubre de 2011
Preparativos
Como ahora se juntan tres cumpleaños casi en las mismas fechas vamos a celebrarlos juntos. Hoy hicimos Noé, Ana y yo chorrocientas tartas. Improvisamos con algunas, todo hay que decirlo. Como son tan buena gente me han invitado a cenar un filetaco de cerdo de esos de caérsete la baba. Y es que desde que llegué aquí no se me había ocurrido comprar carne de cerdo. Luego tenían preparado hasta donuts de chocolate de postre. Con gente así, tan apañada y tan genial, da gusto estar en Francia, de verdad.
jueves, 20 de octubre de 2011
miércoles, 19 de octubre de 2011
Otra cosa buena fue
que al abrir el buzón encontré un montón de cartas en vez de un montón de propaganda.
¡Se me olvidó!
Con una de esas cartas me ha llegado la CAF. Por fin algo de dinero ven mis ojos.
Anecdotario
Llevo una semana que pa'qué. Con este frío de chimenea - acaba de pasar una carrera de pájaros por mi ventana... ahí van los rezagados.... Lo que decía, con este tiempo caí enferma y tras retrasarlo mucho fui por fin al médico. Un cabinet medical viene a ser un centro médico. Lo bueno de ir al médico fueron muchas cosas. La primera es que camino del cabinet me topé con un bonito parque que está al lado de mi casa, y yo sin saberlo. Llegaba tarde, como de costumbre, así que entré sin muchas esperanzas pero dio la casualidad de que justo cuando entraba por la puerta el médico salía de la consulta y decía: -Lópesssss Flogues...
Contenta, entré, me senté y le dije, para empezar, que era Egasmus. Ahí empezó todo. Él había estudiado español en el colegio pero lo suyo eran las matemáticas. Por lo visto es cosa de familia, porque a su hija tampoco le va muy bien en español. Pero para tan mala experiencia con el español, bien que se acordaba de una canción chilena que hablaba no sé qué de la sangre de los obreros. Me la recitó no muy convencido y el pobre dudó aún más cuando vio que su interlocutora no reconocía la letra. En fin, me dijo, hablas muy bien el francés. Claro que no. Pues, ¿sabes qué podrías hacer para aprender más francés? ¿Qué? Leer poesía. Oh, la poesía. Verlaine, Rimbaud, Baudelaire... Claramente, tienes que leer a Verlaine. Sí, te compras un tratado de Verlaine y listo. Por cierto, tienes bronquitis, toma estos antibióticos seis días.
La vida me regala cosas bellas, por aquí. El día de antes de la visita al doctor, pisaron estos supuestos 18 m2 más de diez personas que se hacen llamar amigos. Hicimos crêpes y me prohibieron ponerme enferma más. O al menos no avisarles.
Y ahora resulta que hasta me sale trabajo. Un trabajo que me regala un té caliente por la mañana y todo.
En la clase los franceses se esfuerzan por hablarme español, sonrientes.
En otra clase conocí a una colombiana (otra) que me firmó su libro de poemas, sus Luciérnagas de otro tiempo. Hoy llegó sonriendo de oreja a oreja, y me explicó que estaba feliz porque por fin estaba encontrando su lugar. O viéndose aquí, como una realidad. Y resulta que este había sido su sueño desde hace mucho y que ahora lo estaba disfrutando.
Aparte de todo, me falta el tiempo porque quisiera hacer más de lo que hago, no tener tanto frío, comer mejor, ver más a mis amigos, hablar más en francés, leer más... Todo un poco más, menos de esta bronquitis que no quiero nada.
En estos días tan ajetreados, me imagino las páginas de un periódico pasando fugaces a un golpe de viento. Y ya luego la imagen se va con las hojas que cayeron de los árboles y que ahora son arrastradas por un remolino a lo largo de la ciudad. Todo de cine. Mientras escucho a Ray Charles, pienso de otra forma. Tengo muchos prejuicios y no me gustan los que tengo. Quizás los de A. sí merezcan un dueño pero los míos hay que arrojarlos lejos. Ojalá esto me cambie. Ojalá a la vuelta todo sea como antes (aunque evolucionado) pero yo sea otra. Mi punto de vista quiero que sea otro. Es justo y necesario si quiero ser más feliz. No me gustó Closer, no me gustó cuando hablaron de las personas deprimidas. Tant pis.
Soy un poco Zelig. Lo que todo el mundo sabe que traducido al español es que soy muy Zelig.
Por otro lado, tengo más problemas personales. Lingüísticos, concretamente. Parece que se me olvidó que Gobierno en español se escribe con b. Porque aquí eso de be y ve tienen su guasa, no te creas. Hasta el médico me lo preguntó: ¿entonces Valencia se escribe Balencia? No. Ah, como lo has dicho con be. Pues eso, que resulta que estoy en mitad de un examen de traducción Fr > Es cuando aparece la palabra gouvernement. Seguro que a Chomsky o alguno de esos le divertiría mi pobre capacidad mental en el campo de las lenguas. Con estas letras también se puede comprobar, de todas formas.
Con todo, que la rutina me machaque y me saque el mejor jugo no tiene la misma gracia si no estás tú para compartirla. Por lo menos, en el fin de cada semana, cuando quedábamos en el punto y yo aparecía caminando por donde siempre mientras tú me esperabas porque otra vez llegaba tarde. Entonces nos mirábamos y nos sonreíamos, apartábamos la mirada (como si aún nos diera vergüenza mirarnos el uno al otro), volvíamos a mirar. Luego, caminábamos juntos hasta que llegaba un beso.
viernes, 14 de octubre de 2011
La misma luna
Sale la luna por mi ventana amarilla y redonda
La saludo:
-Buenas noches, ¿qué tal?
Conforme sube - elegantemente sube
Se cambia de traje, se viste de gala
y toda blanca se va
a la cúspide de la bóveda
a su mirador particular
martes, 11 de octubre de 2011
Escuchante
Me ha dado por pensar que si me dedico solo a escuchar, nunca aprenderé a hablar. Pero quizás ame escuchar. O tal vez hasta que no considere que tengo cosas interesantes que decir no me apetecerá más que ver películas, asistir a conferencias, teatros y buenos conciertos.
Entonces, ¿qué cosas interesantes puedo tener que contar? Me dedicaré a buscarlas. Las historias, las opiniones, las ideas. Habrá que vivir un poco.
Chagall
domingo, 9 de octubre de 2011
Enumeración
Somos gente moderadamente feliz
El 15 de diciembre, espérame en Sevilla.
Ojalá que caiga nuestra ropa por el suelo...
jueves, 6 de octubre de 2011
Por cierto
Aquí, llegó el Otoño. Sí, en mayúsculas. Con grandes avenidas manchadas de hojas, una luz melancólica y muchas bicicletas por las calles. Así, como a mí me gusta.
Bon anniv !
El día del cumple de N. el Loira estaba así de espectacular. El puente peatonal fue solo la antesala de la otra Tours, la que antes era una ville aparte, la que ahora tiene un código postal diferente.
Para la sorpresa hice bizcocho de nutella y canela en la la cocina de Y. con todas mis ayudantas trabajando para mí. Fue un éxito luego. Aunque no tanto como la cara de N. cuando se vio de repente rodeado de caras contentas que le felicitaban y le abrazaban. Eso fue mucho mejor.
Esto va tomando forma
Esta noche he estado en un teatro inspirado en la obra de Giacometti. Jugaban con pocos recursos que parecían infinitos. Usando un proyector conseguían transmitir al espectador el detalle más diminuto. Con ese mismo aparato enseñaban las imágenes de una pizarra mientras ellos mismos escribían en ella. La música brotaba de dos grandes pipas de fumar, o eso me parecieron. Pero también de una caracola de mar y de recipientes sin más ni más. Las marionetas estaban vivas, a pesar de que vieras al marionetista moverlas. Todo, un gran poema. No bonito, pero sí cautivador.
Luego estuve hablando con E., una alemana sonriente con un francés muy bueno que se va este fin de semana a visitar a su abuela. Me contó que durante el verano estuvo trabajando en Disney y que así aprendió mucho (el salario mínimo es bastante considerable aquí en Francia). Es una buena idea que guardarse en el bolsillo, desde luego.
lunes, 3 de octubre de 2011
Y un atardecer desde el Sagrado Corazón
sábado, 1 de octubre de 2011
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